¿Pinocho?

¿Pinocho?
De ningún modo, es el canshapito posando con una su mascarita de parachiquito

miércoles, 9 de febrero de 2011

La Feria


Los carroñeros
 Sr. López

Crece y crece el escándalo por el despido de Carmen Aristegui del noticiero Primera Edición de la empresa MVS. La raja sale de que el origen de la expulsión fulminante de la doña, fueron sus comentarios del pasado viernes 4, sobre la manta que Fernández Noroña y compañeros de gavilla, expusieron en el salón de plenos de la Cámara de Diputados en la que se leía, “¿Tú dejarías que un borracho manejara tu auto? ¿Verdad que no? ¿Por qué dejas que maneje tu país?”, y la foto de Felipe Calderón, en alusión tan clara que en su momento causó sonada bronca en la respetable Cámara. Tan finos que son.
Doña Aristegui dijo al aire, entre otras cosas, que  “No es la primera vez que se habla de este tema de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón… no hay información específica, por lo menos que nosotros dispongamos de ella, para saber si efectivamente el Presidente de la República tiene o no problemas de alcoholismo… Dejemos la pregunta abierta y la petición formal a la Presidencia de la República: ¿tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República”. Y… ¡cese fulminante! La explicación de la empresa fue que la doñita “transgredió” el código de ética de la empresa. Ta’bueno. (¿Código de ética…? eso dijeron).
Hoy no pocos se rasgan las vestiduras por esto que presentan como atentado contra la libre expresión, la prensa libre y la pureza de los pañales del Niño Jesús… bueno. Este humilde texto servidor de ustedes, antes que entrar en la resbalosa polémica sobre los límites que debe tener la prensa libre, se plantea: ¿y si don Calderón no es alcohólico?; ¿se vale decir así nomás, que es “vox populi” que sí lo es? (sí es “vox populi” que le gusta la bohemia, la cantada y el trago, lo que no lo hace alcohólico, es más: ni siquiera lo hace cierto); ¿la doñita es periodista o jefa de conducta pública?, porque eso de que insista en que presidencia dé respuesta “seria, formal y oficial”, es como que irse al sobaco cuando no le han tendido la mano, y se iba a ver bien la presidencia dando respuesta a cuanto chisme salga a la luz.
Conste que este junta palabras ha hecho cera y pabilo de las muchas pifias públicas de don Calderón, en sus dichos y hechos, en cosas graves y a la vista de todos. De otros presidentes han corrido insistentemente rumores, sin que nadie se atreva a publicarlos; de dos no muy recientes, pero no muy lejanos, se decía que les gustaba el intercambio de arrumacos con señores; de otro, que vendió empresas públicas que él compró; de uno más, que le encantaba polvearse las narices con productos derivados de recia planta colombiana; hasta tuvimos uno del que decían que no era mexicano; y de las esposas de los presidentes también se arman chismes; de una, que era más güila que mis primas; de aquella otra, que bebía como sargento de la Legión de Honor recién llegado del desierto; de otra más, que se rasuraba al descañone y acosaba núbiles edecanes; y hubo varias con fama de uñas largas. ¿Y qué, la presidencia se iba a dedicar a emitir desmentidos?… bonita cosa. ¿Y si la acusación disfrazada de pregunta viene de la prensa, ya es obligatorio contestar?... según este menda, no, pero, ahí ustedes lo que decidan, que igual hacen lo que les viene en gana. Uno les dice nomás. Además, ¿para qué andar buscando esqueletos en los armarios, si los actos públicos de nuestros personajazos, a la vista de todos, son cantera de babosadas sin fin, tan sabrosas de comentar?
Doña Aristegui inició sus actividades periodísticas en Canal 13, cuando era Imevisión, leyendo noticias financieras en el programa de Javier Solórzano. De ahí al servicio informativo de la empresa de Joaquín Vargas, bajo la dirección de Pedro Ferriz de Con, con ella al frente del noticiero del mediodía y Solórzano en el de la noche, combinación que terminó con un pleitazo legal con Ferriz. De ahí, al canal 2, al programa Círculo Rojo, Solórzano y Aristegui, con el pleito andando, y al acabar el contrato pasaron a la XEW Radio, del que se fue primero Solórzano y luego la Aristegui, quien renunció con escándalo al canto, porque según ella le quisieron mangonear su línea editorial y coartar su libertad de expresión. Luego fue su regreso a la empresa de don Vargas, MVS, a hacer su periodismo de pelotazo, que está muy bien y tiene su público, faltaba más, a condición de no decir mentiras. Pero a la dama la acompañan las tormentas.
Si bien ese tipo de periodismo no es del agrado personal de este su texto servidor tampoco es cosa de proponer que se erija en norma de conducta profesional del gremio entero; allá cada quien con su conciencia y su pellejo (porque no es raro que presente agujeros, equimosis, magulladuras y extraños moretones); pero se sugiere como equilibrio elemental, que cada calumniado recibiera en pago reparador el equivalente al precio comercial de las planas o tiempo aire que le hayan tocado… del bolsillo del calumniador y otro tanto igual de la empresa propietaria del medio… quiero ver. No pocos viven de la calumnia, hay que decirlo; y es muy productiva. No se vale.
Y también hay que decirlo: en este sexenio y el anterior, sí se ha correteado informadores, sí se ha quebrado a empresas informativas y no pocos funcionarios dominan el deporte del chayote. De eso no dicen mucho o nada, los medios que hacen eco al caso del chisme reventón de doña Aristegui. Ejemplo acabado de esto es el acoso y quiebra de Monitor, que ha quedado en el olvido, ¡y vaya que José Gutiérrez Vivó hizo gala de pantalones al denunciarlo públicamente!, por ejemplo,  en su discurso, durante el XXXVI Certamen Nacional de Periodismo que organizó el Club de Periodistas de México el 6 de diciembre de 2006, luego de recibir el Premio por Información Radiofónica, cuando realizó la denuncia de que era víctima de presiones gubernamentales tanto de la administración de Vicente Fox como del equipo de gobierno de Calderón. Silencio en la noche, medran los carroñeros.

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